jueves, 29 de junio de 2023

Reflexiones

¿Dónde se sitúa la vida?

¿Antes o después de una pandemia? ¿Antes o después de una relación? ¿De una leucemia? ¿De un fracaso o éxito?

¿Dónde la queremos situar mientras va pasando?

Esa sensación de que se está escapando, de que la estoy dejando escapar... Sensación absurda a la par que tóxica teniendo en cuenta de que aquí estamos de paso.


sábado, 23 de julio de 2016

Me levanto en cuatro horas.

Morfeo no viene a por mí. Me tiene totalmente abandonada.

- ¡Pues métete en la cama, y duerme!

No es mi cama. La que sería mi cama, hace tiempo que no lo es. No tengo cama.

Cada cierto tiempo, Facebook decide recordarme, vía "comparte un recuerdo", lo que antes era mi vida. No tengo vida (¿?).
Gracias amiga por darme ese like en mi inusual acto de hacer publicación. Me ha dolido más que si no lo hubiese hecho nadie. Tú me entiendes, soy complicada, no lo puedo evitar. Sabes que te quiero. Gracias por quererme. Gracias por estar ahí, siempre.

Twitter no me recuerda cosas. Twitter me lucra, desde hace muchos años.
Amo a Twitter desde mucho antes de que se convirtiera en el despropósito en el que lo han ido transformado. Ojos que no ven, corazón que no siente. Que vivan las filtraciones de contenido indeseado.
Y que vivan todos esos tweets jamás borrados, o editados, que nos recuerdan que las cosas podrían ir mucho peor. Claro que podrían ir mejor, pero esos ya dan más pereza escribirlos. La felicidad es un estado de ánimo. La felicidad es efímera. Otras veces se prolonga más. Pero se agota. Y como el cargador de serie venga tarado... La espera acaba desesperando.
Lo que era felicidad se transforma y acaba doliendo. La felicidad duele.

Duele la música, que me transporta a lugares, que me recuerda a personas, que me hace volver a tener 10 años menos. Depende qué canción incluso más. O incluso menos. Etapas. ¿Por qué sigo llenando todos mis trastos con las mismas canciones? La calle Balmes dirección el Tibidabo sigue estando ahí. Las minifaldas no, porque los cuerpos cambian, y porque comprarme otras nuevas me da mucha pereza. Quiero las viejas. Las que tiré cuando por fin conseguí ganar algo de peso. Las que ahora tanta falta me harían.

Quiero sentir, tal cual siento yo. No puedo evitar emocionarme, no puedo evitar pensar, no puedo evitar reaccionar. No puedo evitar frenarme. Comportarme acorde a los que me rodean parece ser que es algo que estoy obligada, o forzada, o condicionada a hacer.

Cómo le echo de menos. Todo sería mejor con ella. Todo iría mejor.
Muchas veces me siento mal, porque sé que no soy la única que siente su pérdida. Sé que mi dolor no es comparable al que puedan sentir sus hijos. No me lo quiero ni imaginar. Su marido, al que quiero, y en el que pienso y no se me ocurre palabra de consuelo alguna que pueda llenar ese vacío (para mí insustituible) que le ha dejado. Su hermana...

Mi madre. Qué mal lo está llevando.

Parece que las desgracias no vienen solas. No sé si la definición de cruel, o cínica, o tal vez mala persona vengan con una foto mía al lado. Deseo una más que prontísima recuperación en lo que respecta al tema "mi padre" se refiere (cosa que ahora no viene al caso), deseo que dejen de ir mal las cosas y que no hayan más que nuevas buenas. Que regrese a casa. Que nunca le hubiera pasado nada malo. Que todo hubiese ido estupendamente bien, desde siempre. También deseo la paz mundial, entre otras cosas. Anhelo lo idílico de la nada.
Pero en parte "me alegro". Porque ella ha tenido la cabeza ocupada en otras cosas. Porque en cierta manera le ha ayudado a desconectar de su duelo, siempre tan presente. Porque no siempre le he tenido que ver llorando. Porque me demuestra cada día que, a pesar de sus pesares, sigue siendo ella. Luchando. Nadie se lo pide, pero ella lo hace. De locos. No sabe lo fuerte que es.
Pero basta ya. Desde hace muchos meses, basta ya. Ya está bien. Que lo que sea nos dé un poquito de tregua.

Si me paro a pensar en "¿qué podría ir mejor?", me pongo hasta contenta, porque son muchas cosas.
A peor, pocas nos quedan.

lunes, 25 de agosto de 2014

Que lo sacrifiquen. Y a mí con él.


Lo veo sufrir, y sufro con él. Y me siento mal.



Intentar, arriesgar, ¿reincidir? Sufrir.
El miedo nos hace cobardes.

domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Quién quiere enemigos?

Presión, miedo, impotencia, inseguridad...
Esos son sólo algunos de los estados de ánimo por los que atravieso cada vez que se me presenta algún obstáculo en el camino.

Hace unos meses me presenté a unas pruebas para obtener unas capacitaciones. Dichas pruebas las suspendí. Y dichas pruebas tienen examen de recuperación para lo que me estoy preparando hace un tiempo. 
Yo esperaba que fueran para principios de octubre, no sabía cuando, pero para principios. Pero cual es mi sorpresa, que no. Son para finales de noviembre. 
Mejor ¿no? Más tiempo para prepararme, repasar... Pues NO.

Donde unos ven más tiempo para respirar, yo veo más tiempo para ahogarme en mi vaso de agua. ¡Venga a llenarse! ¡Venga a pasarlo mal! A mí eso de hacerme boicot se me da estupendamente bien.

Si tuviera un antagonista sería como yo, pero en versión mejorada.
Se limitaría a ser práctico y buscar soluciones a los problemas en vez de hacer una montaña de un grano de arena. 
Como no lo tengo, me tengo que obligar yo a ser de esa manera, costándome horrores. Nunca me he llevado bien con mi super ego, que le vamos a hacer. Hay un momento en mi continua lucha por conseguir acabar haciendo lo que se supone que es correcto, en el que sucede algo, no sé exactamente el qué, pero siempre la acabo fastidiando todo.

Espero que los problemas de verdad tarden mucho en venir, puestos a pedir que no vengan nunca, porque no sé como me los podría llegar a tomar. 

¿Soy la única a la que, parece, le gusta complicarse la vida?


Intento de autoterapia #itsfree 

domingo, 8 de agosto de 2010

En días como hoy

Hace un día cojonudo para salir... y ya que mi santo no me saca ¡me tendré que ir yo sola!
No hay como decirle que he quedado para que le pique el gusanillo de abandonar la comodidad del sillón de su casa, así que esta tarde le toca aguantarme, y yo feliz.

Siempre está poniendo excusas para poder quedarse en casa y hacer lo que le viene en gana. Que si "A donde vamos con este solano..." que si "¡Estás loca! ¡En domingo! ¡Con la de caravanas que se forman de vuelta!" o "Podamos ir otro día cuando no haya gente", es decir NUNCA.

Así que en días como hoy, en los que veo que las puertas del cielo inexistente están abiertas, voy a aprovechar para que me lleve a Bharma, o en su defecto a que me invite a todas las cervezas del mundo...  como vea que tampoco, me veo tristemente jugando al duro en el comedor de mi casa, pero bueno, para eso está, para amortizarlo pasando buenos ratos.

¿Qué está pasando? ¡Hasta hace poco era abstemia por convicción!

domingo, 18 de julio de 2010

¡Sí que ha durado poco!

Y después de 2 semanas de arduo trabajo me llevo lo siguiente:

 Los tres primeros días fueron clave en el proceso de amorcillamenieto, ahora los tengo mejor. Pero después de 5 horas seguidas de pie al día, teniendo en cuenta que me he pasado dos años de sequía ocupacional, es normal que mis patitas hayan quedado un poco resentidas.
 Y todo para nada, porque han decidido que no he pasado el periodo de prueba. Que triste...

  Así es mi vida, llena de altibajos. Ahora de vuelta a la INEM y a cruzar los dedos para la entrevista del martes. A ver si tengo más suerte y me quieren para algo más que barrer y acosar a los clientes.
¿A vosotros también os contratan para nada? En fín...

domingo, 4 de julio de 2010

C'est fini!

Y se acabó lo bueno...

El martes empiezo a currar. Se acabó el ver a los niños por las tardes (mis sobrinos, ¡que no soy una depravada!), el "Sálvame diario" , y el principio de cualquier serie sobrevalorada o reality que empiece antes de las 22:00h.
Menos mal que tendré al Arús para informarme de todo el telemarujeo, que sinó la ansiedad se hubiera vuelto a apoderar de mí.

Tal como están las cosas en este nuestro país, sólo he podido optar a un curro de dependienta, que ya es mucho, ya que está la cosa muy jodida, así que me puedo considerar afortunada.
El hecho de que mi horario vaya a ser de tarde para los restos, y que me vaya a perder las semifinales del mundial lo llevo peor. Pero na pasa nada, la opción de poder dormir hasta hartarme me gusta. Más que nada porque sé que, aparte de dormir, puedo seguir haciendo entrevistas por las mañanas, y quien sabe, quizás salga algo mejor. De momento sigo echando currículums, no hay que tirar la toalla.

Sí, se puede considerar un post de automotivación, porque si no me animo yo, ¡mal andamos!

Por Dior, que me toque el euromillón... please...